El artista Joaquim Falcó ha mostrado en
Madrid su exposición de pinturas volumétricas. La exposición, en la Galería
Emma, ha estado abierta desde el 6 de abril y cierra el día 20. En ella se
pueden ver 25 obras mostradas en Madrid por primera vez, en las que el artista
ha hecho un estudio de volúmenes, nuevos materiales, colorido y expresividad. Las
obras aquí presentadas son el fruto de cinco años de trabajo del artista, que
ha seguido su temática habitual pero con elementos innovadores y muy atractivos
a la vista.
En esta exposición, Joaquim Falcó ha
utilizado materiales que dan a sus obras volumen y tridimensionalidad, hecho
que ya resulta original e innovador, y sorprende y atrae al espectador. Además,
los colores utilizados por el artista son fuertes, llamativos, combinados de
forma que resalten y den muchísima fuerza a sus obras.
La intención de dar expresividad a sus
cuadros se ve clara tanto en el material como en los colores, pero también en
otros aspectos que podemos ver perfectamente en todos sus cuadros: las
pinceladas que tienen los fondos de todos los cuadros son rápidas, bruscas, de
diferentes colores, que provocan mucha más sensación de choque y hacen que la
vista no se centre sólo en el objeto creado con relieve (el zapato, la flor…)
sino que toda la obra en general tenga componentes que atraigan por sí solos.
Además, confiere a cada cuadro de movimiento hasta el punto en que a veces
llega a ser algo violento. La forma misma en la que utiliza los materiales que
dan relieve a la obra no parece aleatoria: en un mismo cuadro, como en el de la
pipa, las líneas que rellenan la pipa son un “buruño”, una sucesión de líneas
curvas caóticas y entremezcladas entre sí. Además, las líneas que hacen de humo
de pipa salen por todas partes, violentas, rápidas y muy expresivas. Todos los
elementos del cuadro le confieren de una fuerza inmensa que no deja indiferente
al espectador. Los colores, la forma de
repartir los materiales, el dibujo en sí… Todo le da movimiento y fuerza a cada
cuadro.
La temática que aborda Falcó en esta
exposición no es nueva en él: crea cuadros a partir de objetos triviales
cotidianos para cualquier persona, pudiendo ser llaves, un peine, un teléfono o
una chapa. El artista hace también alusión al mundo del consumismo, todo
abordado siempre desde una perspectiva colorista y chocante.
Cada cuadro aborda un objeto aislado, no hay
composiciones de objetos. Cada obra es íntegramente un elemento al que confiere
expresividad y volumen, ya no sólo por los materiales de elaboración, sino por
la forma en que están creados. Al estar ante un fondo en movimiento, con
colores fuertes y trazos nerviosos, el objeto en cuestión aparece “enmarcado”,
totalmente estático en un ambiente que lo rodea y que está en constante
movimiento. Esto crea una sensación de “nitidez” del objeto representado en
contraposición con la dispersión que supone el fondo del cuadro. Da la
sensación de una fotografía en la que se ha enfocado sólo el primer plano y
todo lo que tiene tras de sí aparece borroso.
Exposición interesante, innovadora y muy poco
habitual, las obras de Joaquim Falcó pueden o no gustar, pero no dejarán a
nadie indiferente.